El trabajo y en concreto la fuerza del trabajo, es considerado desde la era industrial como una parte sustancial de los recursos necesarios para hacer que un capital monetario diese unos frutos y unos rendimientos esperados.
Los recursos tanto materiales como el carbón, los animales y también los humanos, hace que una energía monetaria produzca unos beneficios.
En la era industrial todo estos recursos eran eso: meros recursos.
A día de hoy, seguimos utilizando ese mismo nombre: “recursos humanos” para referirnos al trabajo generado por los grupos de humanos que con su esfuerzo pero con desidia y conformismo mueven la organización diariamente. Como un recurso más, son números. Simplemente un recurso que si algo falla, falta o sobra, hay que tomar medidas correctoras.
¿Hasta cuándo los seres humanos nos vamos a tratar a nosotros mismos como recursos?
¿Hasta cuándo vamos a seguir considerando que otro ser humano es simplemente un recurso para la obtención de un beneficio?
La palabra trabajo viene de trabajar y esta del latín tripaliare. Tripaliare viene de tripalium (tres palos). Tripalium era un yugo hecho con tres (tri) palos (palus) en los cuales amarraban a los esclavos para azotarlos.
Si hemos conseguido, como humanos, realizar progresos inimaginables a través de usarnos como recursos “tripaliare”, imaginad lo que podemos construir colaborando donde cada uno pone al servicio el desarrollo de su máximo potencial, impulsando ese potencial porque ama en lo que colabora, porque siente que lo domina y/o desea perfeccionarlo, porque siente que su esencia está ahí en lo que está haciendo.
A través de la colaboración juntos consiguen crear, producir, construir cosas increíbles.
Eso consigue la colaboración.
En un paradigma del cuidado podemos ver que los seres humanos no trabajan sino colaboran.
Esto no es una utopía. No. Esto ya está ocurriendo. Empresas certificadas como B-Corps (@ bcorporation) y organizaciones positivas como Vygon España (@vygonespana) alrededor de todo el mundo son buenos ejemplos de organizaciones con beneficios para sus accionistas pero también para sus colaboradores, proveedores, consumidores e incluso el planeta. Un
Cuando uno no es tratado como un recurso sino como un ser que es auténticamente valioso en sí mismo para toda una comunidad; ahí es donde sale el verdadero potencial humano y se pone al servicio de la organización, cliente, comunidad o de la tierra.
Yo diría que el departamento en nuestra organización Instituto Human (@institutohuman_br) debería ser denominado como departamento de Potencial Humano, Desarrollo Humano o incluso Departamento de Colaboración. Un departamento donde su función principal sea buscar cómo podemos ayudar a nuestros colaboradores a desarrollarse como seres humanos y que ese desarrollo apoye a la organización a expandirse generando un mayor impacto positivo en más personas y organizaciones en los países donde operamos.
Si nuestro foco está en la producción, deberemos seguir denominándolo recursos humanos pero si el foco está en crear sociedades con mayor bienestar, debemos cambiarlo por nombres que hagan referencia a colaboración y el desarrollo personal.
La educación actual está preocupada por crear buenos recursos humanos. Ahí aparece el conformismo, la desidia, la apatía, la tristeza, la ansiedad y el estrés. La tristeza por saber que no estoy haciendo lo que realmente vine a hacer a esta vida, el odio, la enfermad y por supuesto las adicciones que te permiten olvidarte de esta, tu vida, que no te gusta y en lo más profundo de ti eres consciente.
La educación para la colaboración nos enseñará entonces cómo encontrar nuestro auténtico potencial para después darnos las herramientas para poder desarrollarlo al máximo conectados con nosotros mismos. Nos enseñará a querernos, a cuidarnos a nosotros mismos y todo lo que nos rodea. Nos enseñará a sacar lo mejor que hay en nosotros para un beneficio global; planetario.
La educación nos ayudará a buscar en nuestro interior, a poner nuestro foco primero en el autoconocimiento, autorregulación y automotivación antes de salir en busca de la colaboración porque ahí está la auténtica felicidad.
Añadiremos la educación socioemocional como materia indispensable para nuestro desarrollo humano.
Podemos imaginar como una realidad un mundo donde todo lo que creamos, produzcamos, descubramos, construyamos, … sea hecho gracias a la colaboración.
La colaboración te saca del conformismo y te lleva al compromiso por ser mejor, por crecer, por hacer las cosas con pasión y creyendo que es lo que viniste a hacer en esta vida, a llenarte de emociones positivas porque al colaborar te sientes parte esencial del grupo y eso, nuestro cerebro humano, lo premia segregando oxitocina y dopamina que nos hacen sentir muy bien.
Y ese que el objetivo final de todo ser vivo es ser FELIZ y la vía comprobada científicamente de conseguirlo es a través de la auténtica COLABORACIÓN.
Feliz día del trabajo de la colaboración a tod@s.
Ángel López
Co-Fundador del Instituto Human
Co-Creador de Estrés Positivo
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