En los talleres y conferencias que imparto siempre comenzamos explicando y practicando la atención plena (también llamado mindfulness).
¿Por qué si vamos hablar de estrés u optimismo, por ejemplo, comienzo hablando de atención plena?.
Muy simple. En muchas ocasiones vivimos en piloto automático, sin consciencia de cómo estamos, de qué pensamos, de qué hacemos, ….. y necesito enseñar a desconectar ese piloto automático para que gracias a esa consciencia podamos gestionar mejor nuestras emociones.
En el caso del enfado, ¿cómo puedes ser consciente de que el enfado está apareciendo sin ser consciente?. Básicamente nos damos cuenta cuando ya estamos gritando a la persona que tenemos enfrente.
El piloto automático es el que nos permite ir por la vida realizando múltiples actividades pero sin consciencia plena. Podemos conducir sin pensar qué marcha estamos utilizando o ir del trabajo a casa sin prestar atención en lo que sucede alrededor porque ya nos conocemos el camino.
Podemos incluso ir a las reuniones en piloto automático. Sin ser conscientes plenamente en lo que se está hablando o si la cara de mi compañero de al lado muestra que está realmente triste por algo.
¿Puedo hacer algo para desconectar temporalmente ese piloto automático?.
Sí. Por eso, siempre comienzo mostrando la importancia y algunas técnicas para la práctica de la atención plena.
Una forma fácil de practicar la atención plena es por la mañana al despertarnos.
Te doy dos opciones para practicar (pueden ser las dos o al menos una de ellas).
En ambas opciones es importante comenzar con la clara intención de que quieres consciente de la experiencia que vamos a tener.
La ducha:
Todas las mañanas (o eso espero) tomas tu ducha. Debería ser un momento agradable. La sensación del agua caliente o tibia sobre tu piel, el olor del jabón o champú que utilizas y la sensación de limpieza y despertar al terminar tu ducha.
¿Qué pasa normalmente?. Vamos corriendo y utilizamos la ducha para pensar en todas las cosas que tenemos que hacer el día. De hecho, terminamos de ducharnos y corremos a vestirnos.
Te propongo lo siguiente: cuando te duches, focalízate en las sensaciones que tienes dentro. Desde que empiezas a ducharte hasta que terminas. ¿Qué sientes al caer el agua por tu cuerpo?, ¿qué te sugiere el olor del jabón?, ¿y el champú?…. Muchos pensamientos llegarán a tu cabeza tratando de sacarte de esa atención plena pero tú sólo vuelves a tus sensaciones en la ducha.
La bebida caliente que te preparas al despertar:
Puede ser con el café de la mañana o con un delicioso té. No importa qué bebida elijas. Lo importante es que te la tomes conscientemente. Prepárala con atención plena. ¿Qué sonidos produce al prepararlo?. Sé consciente de a qué huele ese café o ese té antes de sumergirlo o combinarlo con el agua. Sé consciente también después, cuando lo estés saboreando. ¿Cómo se siente la taza caliente en tus manos?. ¿Qué recuerdos te trae al tomarlo?, ¿podrías mencionar uno?.
Es importante que no realices ningún tipo de tarea adicional como por ejemplo mirar el móvil o la televisión. Simplemente estás siendo consciente del proceso de preparar y tomar tu bebida caliente.
Al poner en práctica la atención plena en la mañana, estamos entrenando nuestra mente para estar en el presente. Estamos entrenándola a que no vaya por libre sino a llevarla donde nosotros queremos que vaya.
Aunque te parezca imposible, cuando focalizamos nuestra atención estamos relajando la mente y nuestro sistema nervioso simpático (el que se tensa y estresa). Es como mandar a la mente al SPA.
Así podemos ser conscientes de los pensamientos y emociones que estamos experimentando y por lo tanto poner en práctica herramientas que nos permitan gestionarlas mejor.
Cuéntame, por favor, cómo te fue si es que lo pusiste en práctica y si lo deseas comienza con meditaciones para el desarrollo de la atención plena.