El fin del curso académico se acerca y, con él, sus temidos y estresantes exámenes.
Podríamos pensar que los únicos que sufren esta crisis de nervios son los alumnos, sin embargo, la realidad que se vive es totalmente diferente.
Todo el núcleo familiar está experimentando un nivel de nervios impresionante, a menudo mal gestionados, incitando que a la menor provocación todos saltemos.
Por lo que me surgen varias dudas, si este nivel de estrés lo experimentan durante muchos años, ¿por qué no les enseñan a gestionar el estrés de los exámenes, de igual forma que les imparten matemáticas o inglés?, ¿acaso no es importante?, ¿padecer esta situación de nerviosismo no los limita en su vida diaria y académica?
Hoy los causantes de su estrés son los exámenes del colegio, pero mañana serán los exámenes de la universidad o incluso el tener que presentar un proyecto para la empresa en donde trabajen.
¿Qué podemos hacer entonces los padres y las madres ante una falta de técnicas para gestionar el estrés que sufren nuestros hijos?
Te damos algunas pistas:
- Sé un modelo en la gestión de situaciones estresantes.
Para iniciar hazte esta pregunta ¿Sé lidiar con mi estrés?
A menudo le pedimos a nuestros hijos algo que a nosotros como adultos nos cuesta, así que imagínate a ellos. Debemos entender que el estrés no entiende de edad y, por tanto, no es algo reservado a los adultos con trabajo. Niños, adolescentes y personas mayores también sufren de estrés y, por cierto, de forma severa en estos tiempos de pandemia.
El estrés es aquella energía que nos desborda cuando se nos presenta algo importante. Para ellos, aprobar el curso o ser aceptados en la carrera universitaria que desean, significa un paso importante en su futuro profesional.
Si quieres ser modelo para tus hijos, te invitamos a desconectar el piloto automático o a dejar de concentrarte en pensamientos repetitivos que sólo ocasionan te estreses más. Respira, y no dejes que tus o sus emociones te lleven a un laberinto sin salida.
Te recomendamos escuchar nuestros audios para aprender a relajarte, ten en mente, que si tu hijos descubren que te está funcionando, ellos también se animarán a probarlo.
- Detecta si eres un motivo de estrés para tus hijos.
- Detecta si eres un motivo de estrés para tus hijos.
Recapitulemos, es época de exámenes y al igual que tu hijo deseas que consiga una buena nota, pero … ¿qué mensaje les transmites respecto a los exámenes? En ocasiones sin quererlo, nuestro mensaje es de miedo y lo transmitimos con frases como “eres un vago/a”, “yo no te veo estudiando, si suspendes es tu culpa”, “así no vas a llegar a ser nadie”, entre muchas otras.
Aunque no lo creas, estos mensajes llegan a convertirse en creencias limitantes que al momento de presentar su examen les hace sentir inseguros, ya que afrontan la prueba como una amenaza y no como un reto a superar.
A menudo en nuestros cursos o entrenamientos individuales, cuando llegamos a la parte de creencias, los participantes suelen referirse a la típica frase que les decían sus padres y que les ha marcado toda la vida. Algunos refieren a comentarios de comparación como “tu hermana es una gran estudiante”; referentes a temas físicos “tienes tendencia a ser gordito/a”;o bien referentes a limitaciones “no se te dan bien las matemáticas” o familiares “en nuestra familia no tenemos buena memoria”.
Lo sé, son comentarios que hacemos de forma inocente sin ánimo de hacer daño o sentar cátedra pero las creencias son así; se nos meten hasta el inconsciente y luego es muy difícil cambiarlas.
Lo que es importante que sepas es que ese pensamiento estará ahí muchos años provocando emociones negativas hacia los exámenes, los kilos de más, el examen de matemáticas o a la hora de aprenderse una presentación en su trabajo.
¿Pero por qué una simple frase puede causar ese daño? porque llega un momento de su vida en el que cree que es verdad, se siente que no es bueno en esa actividad o que lo que les has dicho es algo normal que ocurre en su familia y lo ha heredado.
En tus manos está que el mensaje que le acompañe sea positivo. Para ello, siempre pedimos a los padres que piensen en una frase que les gustaría que sus hijos recuerden ante cualquier dificultad. Sólo hay 3 requisitos:
Que esté en positivo
Que tu hijo/a sea el protagonista
Que esté en presente
Sería un mensaje como “eres capaz”, “sabes como hacerlo”, “cuando te esfuerzas lo consigues”.
Será más probable que tu hijo o hija se acerque a la conducta que tu deseas si confía en sus posibilidades y talentos, en vez de esperar a que entienda que es algo hereditario o de lo que no es capaz porque su madre o padre, como figura de autoridad, se lo ha dicho constantemente.
- Entiende cómo tu hijo responde ante situaciones estresantes.
A menudo, tanto adultos como jóvenes, respondemos con la respuesta innata de lucha, huida o bloqueo. Nosotros, como nuestros hijos, podemos enfadarnos, querer desaparecer, mirar para otro lado o quedarnos completamente bloqueados ante lo que nos estresa.
Los nervios que pasan los estudiantes antes de hacer un examen, les puede llevar a un bloqueo total y hacerles fallar después de haber estado semanas preparándolo. Lo mismo nos pasa a los adultos cuando hablamos en público o tenemos que exponer una idea o trabajo. Lo que sientes es fruto de una respuesta que surge de patrones emocionales, intelectuales y de acción.
Aunque nos haya acompañado esta respuesta durante años, todos tenemos la posibilidad de entrenarnos para utilizar otras dos respuestas mucho más adaptativas y que nos generen un mayor rendimiento; la respuesta de reto y de colaboración.
Sé el motor de cambio que tu hijo o hija necesita para estar mejor con ellos mismos y que eso influya positivamente en el entorno familiar.